Las chicas se levantaron súbitamente y salieron
del campamento. Cogieron las bicicletas sobrantes y se dirigieron hacia el
bosque, en busca del sauce. Las chicas
se giraron y vieron como la entrada se iba haciendo cada vez más pequeña, hasta
que desapareció por completo. El cielo empezó a nublarse. Nubes negras
empezaban a aparecer en el cielo. Las copas de cava se volvieron negras como la
noche. El camino de los árboles estaba oscuro. Las hojas de arce estaban
petrificadas y el gris camino se volvía más pedregoso con las hojas hechas
piedra. Las dos chicas empezaron a pedalear cada vez más rápido. Rydia oyó unos
extraños sonidos que venían del interior. No se pararon a mirar que era, sino
que pedalearon aún más rápido. De repente, vio moverse los árboles que formaban
el camino, parecía perseguirles, pedalearon hasta que no podían más, cuando súbitamente
apareció una horrible bestia de entre los árboles. Derraparon las dos. Tenía el
pelaje negro, y los ojos fieros como el fuego ardían de un color rojizo como si
fuesen dos llamas hirvientes, se posó en dos patas, y con un aullido dedicado a
la luna, empezó a rodear a las dos chicas. Este mostraba los dientes, colmillos
enormes que mostraban trozos de la piel arrancada de otros animales. De repente
se acercó a ellas. Tenían un miedo aterrador. El lobo movió el hocico y olió a
las chicas. Rose se alejó un poco, y rápidamente el Lobo se acercó a ella.
Mostró los dientes y esta aguantó su postura hierática y sin sentimiento alguno
pese a que dentro de su corazón sentía el mismo miedo que su amiga. Este se
acercó hasta poder cogerle la mochila a la chica, que es cuando reaccionó,
apartando la mochila del lobo. El lobo dio dos pasos hacia atrás y se volvió a
acercar, con paso temerario y esta vez solamente movió el hocico para olfatear
la mochila. Rose se acercó a él. Este,
dio tres pasos hacia atrás, mientras rose se acercaba. Esta vez, el lobo no se movió
hacia atrás, se quedo en el mismo sitio donde se había quedado la última vez.
Esta, cogió el cuello del animal, y empezó a acariciarlo con ternura. Este se
acurrucó a ella, cuando esta notó una gota de agua en la frente, y después
otras dos en la espalda. Miró el cielo. Estaba más negro que la noche. El sol había
sido comido por las nubes y Rose, al levantar la mirada, vio como las gotas de
lluvia empezaban a caer unas encima de otras, formando charcos en las hojas
petrificadas. De repente, el lobo se separó de la chica y cogió la mochila y
tiró de ella intentando decir algo. Rose, cogió la bicicleta y avisó a Rydia de
que viniese. El lobo empezó correr, más rápido que el rayo, Las chicas con la
bicicleta le siguieron. El lobo corría y corría, llegó a un descampado, era
negro como el carbón debido a las nubes. Este corrió y cogió mucha más
velocidad, hasta que se irguió en dos patas. Ahí se paró y se dirigió erguido
hacia las chicas. Mostraba su cuello bien alto.
Dirigió la mirada hacia ellas, esperó a que
bajaran de la bicicleta. Pidió con gestos que se acomodaran bien. Las chicas,
miraron hacia arriba. El lobo se había erguido sobre dos patas, y eso le hacia
crecer hasta alcanzar una enorme y colosal estatura. El lobo se sentó en el
suelo con las chicas tal como les había indicado. El también lo hizo. Dio un
par de vueltas y se acostó en la hierba negra del prado donde el lobo había
decidido parar. Este, miró a las dos chicas a la cara, fijamente, de hito en
hito, cuando estas oyeron una voz grave y apuesta; era de un hombre, las dos se
miraron y miraron al lobo. Era negro y brillaban sus ojos de ardientes llamas
de fuego rojo. Mostraba sus enormes colmillos con la cabeza gacha pero con la
vista mirando hacia las chicas. Era la voz del lobo. Las dos chicas dieron un
paso hacia atrás, asustadas, el lobo hablaba con un tono sutil y tranquilo,
pero su cara, la cual provocaba pavor en las chicas, hizo que la voz, gruesa y
dulce a la vez, se tornase en una terrorífica voz de Poe.
- Bien, por fin habéis llegado – dijo él.
- ¿Quién eres, si se puede saber?- preguntó Rose.
- Soy Traüme,... Herr Der Traüme.