Sueños

Todo empezó en aquel espeso bosque, de frondosos árboles, recónditos tras el velo de la noche la cual alzaba a su emperatriz al cielo vestido con su traje blanco y su báculo con el cual reinaba con su luz la oscuridad de la noche. Tras los enormes robles, de tronco ocre enroscado se hallaba un lago, de cristalinas aguas mecidas por el viento céfiro de aquella noche, de la cual surgían nenúfares como cantos de sirenas. A lo lejos, difuminada con acuarela blanca se veía una pequeña montaña, de cumbre nevada y fría como la escarcha acumulada en la punta de las hojas rojas de los robles, que se tornalunaban blancas y argentosas tras el reflejo de la Luna llena que alumbraba los reinos perdidos de aquel bosque sin fin. Aquellos reinos perdidos que se ocultaban en el bosque un día, un hombre les puso el nombre de sueños. Vanos sueños son los que se explicarán a lo largo de este relato, que, al igual que los sueños, nunca acabó ni acaba, pero tampoco acabará.

martes, 28 de mayo de 2013

El Bosque de las Noches: Encuentros con el Lobo Soñador

Las chicas se levantaron súbitamente y salieron del campamento. Cogieron las bicicletas sobrantes y se dirigieron hacia el bosque, en busca del sauce.  Las chicas se giraron y vieron como la entrada se iba haciendo cada vez más pequeña, hasta que desapareció por completo. El cielo empezó a nublarse. Nubes negras empezaban a aparecer en el cielo. Las copas de cava se volvieron negras como la noche. El camino de los árboles estaba oscuro. Las hojas de arce estaban petrificadas y el gris camino se volvía más pedregoso con las hojas hechas piedra. Las dos chicas empezaron a pedalear cada vez más rápido. Rydia oyó unos extraños sonidos que venían del interior. No se pararon a mirar que era, sino que pedalearon aún más rápido. De repente, vio moverse los árboles que formaban el camino, parecía perseguirles, pedalearon hasta que no podían más, cuando súbitamente apareció una horrible bestia de entre los árboles. Derraparon las dos. Tenía el pelaje negro, y los ojos fieros como el fuego ardían de un color rojizo como si fuesen dos llamas hirvientes, se posó en dos patas, y con un aullido dedicado a la luna, empezó a rodear a las dos chicas. Este mostraba los dientes, colmillos enormes que mostraban trozos de la piel arrancada de otros animales. De repente se acercó a ellas. Tenían un miedo aterrador. El lobo movió el hocico y olió a las chicas. Rose se alejó un poco, y rápidamente el Lobo se acercó a ella. Mostró los dientes y esta aguantó su postura hierática y sin sentimiento alguno pese a que dentro de su corazón sentía el mismo miedo que su amiga. Este se acercó hasta poder cogerle la mochila a la chica, que es cuando reaccionó, apartando la mochila del lobo. El lobo dio dos pasos hacia atrás y se volvió a acercar, con paso temerario y esta vez solamente movió el hocico para olfatear la mochila.  Rose se acercó a él. Este, dio tres pasos hacia atrás, mientras rose se acercaba. Esta vez, el lobo no se movió hacia atrás, se quedo en el mismo sitio donde se había quedado la última vez. Esta, cogió el cuello del animal, y empezó a acariciarlo con ternura. Este se acurrucó a ella, cuando esta notó una gota de agua en la frente, y después otras dos en la espalda. Miró el cielo. Estaba más negro que la noche. El sol había sido comido por las nubes y Rose, al levantar la mirada, vio como las gotas de lluvia empezaban a caer unas encima de otras, formando charcos en las hojas petrificadas. De repente, el lobo se separó de la chica y cogió la mochila y tiró de ella intentando decir algo. Rose, cogió la bicicleta y avisó a Rydia de que viniese. El lobo empezó correr, más rápido que el rayo, Las chicas con la bicicleta le siguieron. El lobo corría y corría, llegó a un descampado, era negro como el carbón debido a las nubes. Este corrió y cogió mucha más velocidad, hasta que se irguió en dos patas. Ahí se paró y se dirigió erguido hacia las chicas. Mostraba su cuello bien alto.
Dirigió la mirada hacia ellas, esperó a que bajaran de la bicicleta. Pidió con gestos que se acomodaran bien. Las chicas, miraron hacia arriba. El lobo se había erguido sobre dos patas, y eso le hacia crecer hasta alcanzar una enorme y colosal estatura. El lobo se sentó en el suelo con las chicas tal como les había indicado. El también lo hizo. Dio un par de vueltas y se acostó en la hierba negra del prado donde el lobo había decidido parar. Este, miró a las dos chicas a la cara, fijamente, de hito en hito, cuando estas oyeron una voz grave y apuesta; era de un hombre, las dos se miraron y miraron al lobo. Era negro y brillaban sus ojos de ardientes llamas de fuego rojo. Mostraba sus enormes colmillos con la cabeza gacha pero con la vista mirando hacia las chicas. Era la voz del lobo. Las dos chicas dieron un paso hacia atrás, asustadas, el lobo hablaba con un tono sutil y tranquilo, pero su cara, la cual provocaba pavor en las chicas, hizo que la voz, gruesa y dulce a la vez, se tornase en una terrorífica voz de Poe.
- Bien, por fin habéis llegado – dijo él.

- ¿Quién eres, si se puede saber?- preguntó Rose.
- Soy Traüme,... Herr Der Traüme.

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