A quien corresponda;
Mañana, 7 de abril se emprende un gran viaje, una experiencia con mucho futuro por delante...
Italia fue el destino escogido, tras no mucha discusión, entre su renacimiento y su misterio, saltó por delante de paraísos como Tenerife o Londres.
Fue una decisión algo difícil, entre crucero o ferry, pero, por relativa lógica, escogimos crucero, más cómodo, más fácil y con un tanto de fiesta asegurada.
Empezó el día a... más o menos a las ocho de la mañana, el barco, saldria del puerto de Barcelona, a las cuatro de la tarde, más o menos... Habia que estar ahí a las doce, para llegar a comer y husmear un tanto el barco.
Llegaron las doce de la mañana, un día soleado, tornandose un tanto nublado allá por la tarde, pero no era mucha preocupación... de momento.
Nos fuimos encontrando lentamente, en la entrada del edificio que conducía al barco en sí. Eramos unos veintidós, y creo que todos un tanto exaltados...
Llegamos al gigantesco barco, grabado en la memoria, Grand Celebration, con chapa blanca y diversos dibujos de siluetas cromáticas, sinonimos de... fiesta.
Tenia unas doce plantas, pese a que nosotros estabamos en la planta cinco cuando entramos; la planta Antonio Machado.
La entrada era lujosa, de grandes espejos en el techo, y diversos asientos bañados en oro y galena y al fondo a la izquierda, recuerdo haber visto una recepción de galantes trajeados, con un acento un tanto tropical...
Hubo un simulacro de incendio, y fuimos a nuestro futuro restaurante nocturno, el Restaurante Vistahermosa. Para ello, usamos la tarjeta roja.
Nos dirigimos a última hora de la comida del barco, en el último piso... casi último, planta 11, el nombre sobresaltado de Ramón María del Valle Inclán.
La comida tenía una pinta exquisita, pero, acostumbrados a una dieta no tan especial, siempre nos solímos decantar por las típicas hamburguesas con patatas fritas del barco.
Pasamos la tarde allí, viendo el barco, pero tal inmensidad de cerca que apenas la mitad de acompañantes vieron ni la mitad del barco hasta el último día.
Aún estamos comiendo, pero no hemos entrado a la habitación. Fue mala la idea de no ir, debido a que allí se encontraban tarjetas, una roja y una azul. Para beber coca cola, pedian la tarjeta azul... la que en un futuro sería (y es)nuestra tarjeta de crédito.
Por una vez, me dejaron pasar la norma y dí el número de habitación, con eso, se solucionó... tan solo esta vez.
Llegaron las ocho de la noche y llegó el espectáculo. Se trataba de una violinista y un conjunto de bailarines del barco,... seis. Llegué tarde, debido a un... "problema" de perder la tan preciada tarjeta el primer día, pero finalmente, estaba en una tarima, justo abajo del espejo del diminuto baño de la habitación...
Ya acabado el asombroso espectáculo, empezó a moverse el barco. Salimos todos para ver la puesta de sol en Barcelona y despedirnos de ella...
Volvimos dentro, y fuimos a la planta número ocho, Pío Baroja, donde se encontraba nuestro restaurante de menú, Vistahermosa.
Fue un... primer contacto con la comida elitista, un tanto burdo suena, pero así era.
De entrante un osobuco con arroz de risotto y pimientos rojos, de segundo un escalope de ternera con patatas al caliu, y de postre una variedad de helados bañados en mousse de chocolate.
Nos sentamos en total, en unas cuatro mesas, por suerte, para mi grupo, nos bendijo la mesa más divertida; el otro grupo de tres, y las dos profesoras.
Surgieron temas que en el barco se quedarán, pero todo fue de muy buen ambiente.
Por último, llegaron las doce de la noche y la noche tan especial para, más que nada algunas (todas) y algunos; la discoteca.
La discoteca joven era en la cubierta. Se prepararon todos, no con las mejores galas, guardadas para la noche del capitan, salimos todos juntos, hasta llegar a un humeante ambiente de pesadez y calor, con estorbados oídos con música a todo volumen, que evadía el cuerpo, y así lo hizo hasta las tres de la mañana, las profesoras nos acompañaron, pero no tocaron la tarjeta azul.
Luego, fuimos a la discoteca de adultos, la primera noche invadida por los jovenes, debido a la tematica; noche latina... la discoteca Interior, estaba a más no poder, pero no tardamos mucho, nuestro grupo reducido de chicos, a volverse temprano (cuatro de la mañana)a las habitaciones.
Eran para cuatro personas, pero nosotros eramos tres... dos camas separadas abajo, y dos literas, puestas de manera que el que durmiese abajo se diese con la frente en el metal.
Nos quedamos hasta el día siguiente, jugando al póker, esperando a que amaneciesemos en la primera parada que haremos, Mónaco!
Mañana, 7 de abril se emprende un gran viaje, una experiencia con mucho futuro por delante...
Italia fue el destino escogido, tras no mucha discusión, entre su renacimiento y su misterio, saltó por delante de paraísos como Tenerife o Londres.
Fue una decisión algo difícil, entre crucero o ferry, pero, por relativa lógica, escogimos crucero, más cómodo, más fácil y con un tanto de fiesta asegurada.
Empezó el día a... más o menos a las ocho de la mañana, el barco, saldria del puerto de Barcelona, a las cuatro de la tarde, más o menos... Habia que estar ahí a las doce, para llegar a comer y husmear un tanto el barco.
Llegaron las doce de la mañana, un día soleado, tornandose un tanto nublado allá por la tarde, pero no era mucha preocupación... de momento.
Nos fuimos encontrando lentamente, en la entrada del edificio que conducía al barco en sí. Eramos unos veintidós, y creo que todos un tanto exaltados...
Llegamos al gigantesco barco, grabado en la memoria, Grand Celebration, con chapa blanca y diversos dibujos de siluetas cromáticas, sinonimos de... fiesta.
Tenia unas doce plantas, pese a que nosotros estabamos en la planta cinco cuando entramos; la planta Antonio Machado.
La entrada era lujosa, de grandes espejos en el techo, y diversos asientos bañados en oro y galena y al fondo a la izquierda, recuerdo haber visto una recepción de galantes trajeados, con un acento un tanto tropical...
Hubo un simulacro de incendio, y fuimos a nuestro futuro restaurante nocturno, el Restaurante Vistahermosa. Para ello, usamos la tarjeta roja.
Nos dirigimos a última hora de la comida del barco, en el último piso... casi último, planta 11, el nombre sobresaltado de Ramón María del Valle Inclán.
La comida tenía una pinta exquisita, pero, acostumbrados a una dieta no tan especial, siempre nos solímos decantar por las típicas hamburguesas con patatas fritas del barco.
Pasamos la tarde allí, viendo el barco, pero tal inmensidad de cerca que apenas la mitad de acompañantes vieron ni la mitad del barco hasta el último día.
Aún estamos comiendo, pero no hemos entrado a la habitación. Fue mala la idea de no ir, debido a que allí se encontraban tarjetas, una roja y una azul. Para beber coca cola, pedian la tarjeta azul... la que en un futuro sería (y es)nuestra tarjeta de crédito.
Por una vez, me dejaron pasar la norma y dí el número de habitación, con eso, se solucionó... tan solo esta vez.
Llegaron las ocho de la noche y llegó el espectáculo. Se trataba de una violinista y un conjunto de bailarines del barco,... seis. Llegué tarde, debido a un... "problema" de perder la tan preciada tarjeta el primer día, pero finalmente, estaba en una tarima, justo abajo del espejo del diminuto baño de la habitación...
Ya acabado el asombroso espectáculo, empezó a moverse el barco. Salimos todos para ver la puesta de sol en Barcelona y despedirnos de ella...
Volvimos dentro, y fuimos a la planta número ocho, Pío Baroja, donde se encontraba nuestro restaurante de menú, Vistahermosa.
Fue un... primer contacto con la comida elitista, un tanto burdo suena, pero así era.
De entrante un osobuco con arroz de risotto y pimientos rojos, de segundo un escalope de ternera con patatas al caliu, y de postre una variedad de helados bañados en mousse de chocolate.
Nos sentamos en total, en unas cuatro mesas, por suerte, para mi grupo, nos bendijo la mesa más divertida; el otro grupo de tres, y las dos profesoras.
Surgieron temas que en el barco se quedarán, pero todo fue de muy buen ambiente.
Por último, llegaron las doce de la noche y la noche tan especial para, más que nada algunas (todas) y algunos; la discoteca.
La discoteca joven era en la cubierta. Se prepararon todos, no con las mejores galas, guardadas para la noche del capitan, salimos todos juntos, hasta llegar a un humeante ambiente de pesadez y calor, con estorbados oídos con música a todo volumen, que evadía el cuerpo, y así lo hizo hasta las tres de la mañana, las profesoras nos acompañaron, pero no tocaron la tarjeta azul.
Luego, fuimos a la discoteca de adultos, la primera noche invadida por los jovenes, debido a la tematica; noche latina... la discoteca Interior, estaba a más no poder, pero no tardamos mucho, nuestro grupo reducido de chicos, a volverse temprano (cuatro de la mañana)a las habitaciones.
Eran para cuatro personas, pero nosotros eramos tres... dos camas separadas abajo, y dos literas, puestas de manera que el que durmiese abajo se diese con la frente en el metal.
Nos quedamos hasta el día siguiente, jugando al póker, esperando a que amaneciesemos en la primera parada que haremos, Mónaco!
No hay comentarios:
Publicar un comentario